Tarjetas de visita originales. Diseña la tarjeta perfecta

Cómo diseñar la tarjeta de empresa perfecta
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Es cierto que gracias al avance tecnológico a día de hoy gran parte de las interacciones con clientes, empresas, partners, etc., e incluso las más de las veces la primera toma de contacto con ellos, se hace a través de las redes sociales, y de internet en general.

No obstante, no por ello hemos de despreciar la utilidad de las tarjetas de visita o de presentación de empresa, pues a pesar de que el progreso científico-tecnológico es un hecho que parezca convertirlas en algo prehistórico y anticuado, estas tarjetas siguen siendo un elemento fundamental y necesario a la hora de darnos a conocer a otros y mostrarles quiénes somos.

A fin de cuentas, las interacciones sociales directas (las de toda la vida), no van a desaparecer nunca, y una tarjeta de presentación es una oportunidad más de generar contactos y clientes. Son en definitiva, un instrumento más del que podemos servirnos para dar a conocer nuestra marca o empresa.

Y es que, la primera impresión que causemos en alguien a través de nuestra tarjeta de visita puede incluso ser un factor determinante a la hora de que ese alguien se decante por nosotros o por la competencia, por lo que merece la pena dedicarle a nuestra tarjeta de presentación de empresa tiempo, dinero y esfuerzo.

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Cómo diseñar una tarjeta de visita: La guía definitiva

Hay varios factores a tener en cuenta a la hora de ponernos manos a la obra con el diseño de una tarjeta de presentación, y en este post vamos a verlos todos, para, paso a paso y desde el principio, ver también cómo diseñar nuestra tarjeta de visita sin dejarnos ningún cabo sin atar, para que no haya errores que lamentar a la postre.

Antes de empezar, ¿Qué necesitamos?

Antes de lanzarnos de lleno con el diseño de nuestra tarjeta de visita hemos de tener en cuenta que necesitaremos tener, al menos predefinido y preconcebido, todo aquello que vaya a formar parte de dicha tarjeta de presentación, para proceder al posterior diseño del todo.

Y es que, tal y como dijo Jeffrey Zeldman, “el contenido precede al diseño. El diseño en ausencia de contenido no es diseño, es decoración.”

Veamos pues cuáles son esos componentes que deberemos predefinir y que por nada del mundo pueden estar ausentes en una tarjeta de presentación que se precie:

Logotipo

El logotipo de nuestra empresa es algo que, de tenerlo, no puede faltar, y que ha de estar en un punto visible de nuestra tarjeta de visita, a un tamaño adecuado y bien visible, (que dependerá de dónde decidamos situarlo). Un buen lugar para hacerlo puede ser el reverso de la tarjeta, o tal vez alguna de las dos esquinas superiores del anverso, o bien uno de los laterales, quedando centrado respecto a las partes superior e inferior.

Nombre de la empresa

El nombre de la compañía es otro elemento que debe incluirse sí o sí en una tarjeta de presentación, y el lugar idóneo donde colocarlo es justo bajo el logo, si lo hubiere. Además ayudará a en la imagen corporativa de una empresa.

Si el propio logo contuviera ya el nombre de nuestra empresa, entonces podemos aprovechar ese apartado bajo el logo para colocar, bien nuestro nombre y cargo, o quizás algún slogan o frase corta que rememore nuestros valores como empresa o marca.

Nombre

Nuestro nombre personal ha de aparecer también en la  tarjeta de visita, pues es imprescindible que cuando alguien quiera entablar contacto con nosotros, sepa a quién tendrá que dirigirse.

Como veremos más adelante, la tipografía en la que esté escrito tiene que ser legible y visualizarse de forma clara. Una de las posiciones que más se utilizan para colocar el nombre es la esquina superior izquierda, pues es uno de los primeros puntos a los que el ojo tiende a prestar mayor atención.

No obstante, y dependiendo de dónde decidamos colocar el logo finalmente, podremos también servirnos de la esquina superior derecha para situarlo.

Cargo dentro de la empresa

Igual que ocurre con el nombre, es importante que aparezca el cargo que ocupamos dentro de la empresa con el fin de que sepan cuál es el puesto de la persona con la cual van a entablar conversación cuando se dispongan a contactar con nosotros.

La mejor posición en la que ha de ir situado es sin duda justo bajo el nombre.

Contacto

La información de contacto es otro elemento que, como es lógico, no puede faltar en la tarjeta de visita.

Algunos de los datos de contacto que debemos incluir sí o sí son:

  • Número de teléfono.
  • Correo electrónico.
  • URL de nuestro sitio web.
  • Enlace a nuestras redes sociales.
  • Dirección física y teléfono fijo, si tuviéramos.

Hay que tener en cuenta la disponibilidad de espacio en la tarjeta, a fin de que no quede demasiada saturada la información de contacto en ella. No hay que olvidar además, que la tipografía ha de ser clara y legible.

En cuanto a dónde situar estos datos, cualquiera de las esquinas inferiores (dependiendo de dónde esté el resto de la información), o la orientación hacia alguna de estas, podría ser el lugar idóneo para colocarlos.

Código QR

El código QR es un elemento que cada vez se utiliza más, y que sin duda si disponemos de uno debemos colocarlo en nuestra tarjeta de visita.

Este código nos ofrece la posibilidad de ampliar información que, de otra forma, no podríamos implementar en la propia tarjeta de visita sin que nos quedara demasiado saturada.

Puede estar situado en la parte posterior de la tarjeta, o podemos colocarlo en la parte anterior, por ejemplo en la esquina inferior izquierda.

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Cómo diseñar una tarjeta de visita en 8 pasos

Una vez que tengamos claro cuáles van a ser los componentes que ha de tener nuestra tarjeta de presentación, cómo son, (en el caso de por ejemplo las características particulares del logotipo de la empresa), y/o queremos que sean, y qué es lo que queremos proyectar, podremos por fin lanzarnos a diseñar el conjunto de la tarjeta.

Siguiendo estos sencillos pasos obtendremos una tarjeta de visita que va a ser la envidia dentro de nuestro sector.

1. Elije la forma

Sabemos que la forma estándar es la rectangular, y que desde luego es la que mejor se suele adaptar a los compartimentos de una cartera corriente o de un bolsillo, que es donde solemos guardar las tarjetas de presentación que nos ofrecen.

No obstante, dependiendo de la seriedad que queramos otorgarle a la tarjeta de visita, siempre partiendo de qué es lo que queremos transmitirle al cliente potencial, partner, etc., podemos darle un estilo más o menos desenfadado, y, dentro de esa rectangularidad, cabría la posibilidad de diseñar incluso diversas formas, (hay que tener muy presente a nuestro público objetivo a la hora de proceder de este modo, pues podría ser demasiado arriesgado).

2. Elije el tamaño

Por norma general las dimensiones de las tarjetas de presentación en España suelen ser de unos 85×53 mm, debido fundamentalmente a que estas son, tirando un poquito hacia abajo, las medidas que tienen tanto el DNI como las distintas tarjetas bancarias, y por lo tanto el espacio estándar disponible en las carteras para poder guardarlas sin problema.

3. Añade tu logo y otros elementos gráficos

Como decíamos anteriormente, el logo es algo que no puede faltar en nuestra tarjeta de presentación de empresa, y es que, no en vano, es el componente que mayor valor identificativo va a otorgarle a la tarjeta.

Si no tuviéramos logo deberíamos servirnos de alguna imagen que de algún modo evoque algún elemento característico dentro del ámbito de nuestro negocio, con el fin de que solo baste con echar un vistazo a nuestra tarjeta de visita para que se pueda reconocer fácilmente cuál es el producto o servicio que estamos ofreciendo.

Cabe la posibilidad, eso sí, teniendo siempre muy presente que el ‘horror vacui‘ (miedo al vacío, a lo que digamos que tiene recovecos que rellenar), no jugará a nuestro favor bajo ningún concepto, se pueden conjugar ambas opciones.

4. Añade únicamente el texto necesario

Puede sonar obvio dicho así, pero es fundamental que la información que mostremos en nuestra tarjeta de visita sea la imprescindible, pues en un espacio tan escueto como lo es el de una tarjeta tan pequeña, si queremos que aquel a quien se la entreguemos la vea realmente y no quede apabullado ante tantos elementos en tan reducidas dimensiones, debemos colocar solo lo que sea indispensable, cuidando de no explayarnos demasiado.

5. Elije la tipografía

Como ya advertíamos antes, la tipografía de nuestra tarjeta de visita ha de ser clara y legible, pues se trata sobre todo de que el cliente acceda lo más rápido y fácilmente posible a toda la información que se halle contenida en ella.

Podemos escoger fuentes tipográficas en función de los valores de nuestra empresa y nuestra marca, del estilo que estemos buscando proyectar, pero teniendo siempre presente que por encima de todo han de ser ampliamente visibles.

6. Considera los acabados especiales

Una forma nada despreciable de darle un toque de distinción a nuestra tarjeta de visita, sin correr el riesgo de pecar en exceso de excentricismo a la hora de realizar el diseño, es a través de la aplicación de acabados especiales.

Cosas tan simples como plastificar nuestra tarjeta de presentación, o añadirle una fina capa de barniz (el llamado brillo UVI), con la que además protegeremos la tarjeta de roces y arañazos, son elementos que nos ayudarán a darle a la tarjeta un toque de elegancia extra.

Podemos servirnos también de troquelados o de microperforaciones, incluso de relieves o impresiones tipográficas para darle a nuestra tarjeta de visita un diseño que llame de verdad la atención. También debemos caer en la cuenta de que los excesos no son buenos, además de pensar en cómo van a ser recibidos por nuestro público objetivo, que a fin de cuentas es a quien van a ir dirigidas nuestras tarjetas de visita.

7. Elije un diseñador

Llegados a este punto nos podemos encontrar ante dos opciones: Bien podemos recurrir a profesionales como una agencia de diseño gráfico, que por un lado, salvo que tengamos amplios conocimientos de diseño gráfico y marketing, es la opción más recomendable. Y por otro lado tenemos la posibilidad de utilizar plataformas o softwares para su creación.

Si nos decantáramos por el uso de algún programa para diseñar nuestra tarjeta de empresa, sea en línea o no, podríamos servirnos de opciones como Canva, Vistaprint, o CardWorks, que contienen bastantes plantillas a partir de las cuales personalizar nuestra tarjeta. Lo bueno es que son gratuitas, lo malo, que por muy «individualizables» que puedan llegar a ser, nunca va a ser lo mismo que hacer un diseño desde cero y hecho completamente a nuestra medida.

8. Termina tu diseño

Una vez configurados todos los elementos de nuestra tarjeta de visita, podemos proceder a completar el diseño de la misma. El hecho de visualizar la tarjeta en su conjunto puede hacernos cambiar de opinión respecto a alguna de las partes, y que consideremos reconfigurarla antes de lanzarla definitivamente.

No obstante, antes de dar por finalizado el diseño y creación de nuestra tarjeta de presentación de empresa conviene que echemos un vistazo a los siguientes apartados, con el fin de que no se nos escape absolutamente ningún detalle que, de no tenerlo en cuenta a su debido tiempo, podamos lamentar después.

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Técnicas avanzadas

Como decíamos, antes de dar por finiquitado el diseño de nuestra tarjeta de visita debemos tener muy en cuenta una serie de técnicas que nos van a ayudar a que, por un lado no haya lugar a errores, digamos que de principiante, y por otro lado, a no dejar pasar por alto ninguna alternativa que merezca la pena tener en cuenta.

Destacar con una idea original

Sabemos de la importancia de destacar con un diseño que resulte más original que el de la competencia por lo pronto, y que este aparente simple hecho puede llevar a que quien reciba nuestra tarjeta de visita se acuerde mucho más de nosotros que de cualquier otra empresa que se encuentre dentro del mismo sector.

También hemos de tener en cuenta qué espera nuestro público objetivo de nosotros, a fin de que el diseño no termine resultando poco serio dentro del ámbito en el que nos estemos moviendo, o que por el contrario pueda resultar demasiado aburrido o monótono, y que en definitiva, termine perjudicándonos.

Es por ello que, diseños sinuosos y potencialmente extravagantes a parte, podemos servirnos de ciertos «trucos» mediante los que lograremos que se nos recuerde, sin poner por ello en riesgo nuestra credibilidad.

Veamos algunos ejemplos:

Tintas perfumadas

Una opción que puede ser muy buena idea es el uso de tintas perfumadas o de barniz aromático, que contiene microcápsulas que se abren mediante la fricción, liberando el aroma en cuestión.

La utilización de los olores para causar impacto e incluso despertar una emoción es algo que en determinados sectores puede funcionar a la perfección, pues a parte de ser un sentido más, (a parte del visual), con el que evocar el recuerdo de nuestra empresa, puede incluso convertirse a nivel semi-consciente para nuestros clientes en nuestro segundo logotipo o seña distintiva.

Duplicando y triplicando (duplicando o triplicando el ancho de la tarjeta para hacerla más gruesa)

Darle mayor grosor y rigidez a nuestra tarjeta de visita puede causar la impresión de que estamos mostrando algo importante, resistente, permanente, fuerte y firme, frente a aquello que podría romperse con mayor facilidad y que dura poco tiempo.

Es un juego psicológico y sobre todo subjetivo, pero estamos transmitiendo por un lado que somos una empresa relevante, sólida y nada frágil o quebradiza, y por otro lado que nos importa la perdurabilidad de nuestra tarjeta de presentación.

Usando materiales alternativos (metal, plástico, goma, etc.)

Servirnos de materiales distintos al papel no es mala idea de cara a conseguir una tarjeta de visita que destaque, pues, sin tener que añadir ningún elemento extra podemos conseguir que nuestra tarjeta se diferencie del resto.

Además, igual que ocurría con la impresión subjetiva subyacente en las tarjetas de mayor grosor, puede causar en el cliente la sensación de que nuestros valores tienen un carácter de mayor fuerza y solidez.

Tarjetas plegadas

El uso de una tarjeta plegable puede ser una alternativa, sobre todo si vemos que carecemos del espacio necesario para colocar toda la información que consideremos que debería aparecer reflejada en ella.

El objetivo sería evitar esa sensación de que queda poco espacio en nuestra tarjeta de visita.

Tarjetas transparentes

Utilizar tarjetas de presentación de plástico transparente puede ser también una opción a valorar, pues es cierto que el hecho de encontrarnos con una tarjeta traslúcida es algo que puede resultar llamativo y original, a la par que la dotaría de cierta elegancia sin restarle seriedad en absoluto.

Evitar los bordes

¿Cuántas veces, cuando hemos ido a imprimir algo nos hemos encontrado con que los bordes han salido cortados y que nos ha faltado un trocito del contenido de la hoja?

Al igual puede ocurrirnos con nuestras tarjetas de visita si no delimitamos bien los espacios. Lo que en un documento de texto es la sangría, para una tarjeta de visita sería la denominada zona de seguridad, pero en vez de ajustarse hacia el exterior del papel, habrá de hacerlo hacia el interior de este.

La distancia «ideal», esa zona de seguridad, equivaldría al menos a unos 3 mm de longitud.

De no respetar ese límite estaríamos corriendo el riesgo de que a la hora de imprimir nuestras tarjetas de visita el contenido que se encuentre dentro de esa zona de seguridad pudiera quedar cortado, o en el mejor de los casos demasiado cerca del borde.

Incluir por otro lado marcos en el diseño de nuestra tarjeta de visita tampoco es una opción muy aconsejable, pues a parte de restarle cierta claridad y visibilidad al resto del contenido en general, es posible que la más mínima desviación de su diseño, e incluso  que durante el mismo proceso de guillotinado luego de haberla imprimido, pueda hacer que esos bordes se vean irregulares o descuadrados.

Ahorrar dinero en colores

Dejando a parte el hecho de que la utilización de demasiados colores en la mayoría de contextos va a ser un elemento que pueda restar seriedad y elegancia a nuestra tarjeta de visita, hemos de tener en cuenta que podemos ahorrar algo de dinero si reducimos el uso de colores a los indispensables, tal vez no más de tres incluso.

Para elegir el color de las tipografías y el del fondo de nuestra tarjeta, tendremos que partir del color o colores que estén integrados en nuestro logo, y de ahí escoger uno para las letras, (que bien podría ser incluso el mismo que el del logo), y otro para el fondo de la misma, que puede igualmente ser alguno de los colores que bien contraste con el color del logo, o que, de haberlo y si fuera posible, estuviera ya contenido dentro de él.

En este sentido, tendremos que cerciorarnos de que una vez escogidos los colores:

  • De que por encima de todo, el texto no pierda legibilidad en absoluto.
  • De que los colores elegidos se complementan bien entre sí.
  • Y de que no resulten demasiado aburridos o monótonos, pero tampoco demasiado coloridos, digamos que ni en exceso, ni en defecto.

Conclusión

Podemos sacar en claro de todo lo aprendido que no es poca la relevancia que puede llegar a tener una tarjeta de visita, y que desde luego debemos tener en consideración las ventajas que nos pueden dar de cara a generar clientes, socios, etc.

Sabemos también, que si bien nuestras tarjetas de empresa han de adaptarse a las formas de nuestro negocio y marca, han de cumplir sobre todo con una serie de requisitos, o cuanto menos, recomendaciones:

  1. Han de ser legibles y no causar fatiga visual.
  2. Se ha de incluir únicamente la información imprescindible, no obstante:
  3. Hay una serie de información que no ha de faltar en nuestra tarjeta de visita.
  4. Debemos ser originales a la hora de diseñar nuestra tarjeta de presentación de empresa con el fin de generar un impacto positivo en nuestro público objetivo, (tenemos que recordar que hay que tener mucho cuidado con el «exceso»).
  5. Y sobre todo, debemos seguir las recomendaciones y pautas anteriormente descritas, con el fin de no saltarnos ningún paso por un lado, y no dejar por otro lado tampoco ninguna opción o posibilidad sin considerar.

Si tenemos todos estos elementos en cuenta conseguiremos diseñar una tarjeta de visita de empresa con la que sin duda dejaremos huella en la mente de nuestros clientes potenciales.

Fuentes : Statistic Brain Research Institute, Venngage, Colourfast, BusinessCards.com, Blog.uprinting.com

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Álvaro Peredo

Galerna Estudio es una agencia formada por profesionales multidisciplinares autónomos creada en el año 2007 por Álvaro Peredo, de la cual es director gerente y coordinador de proyectos.
En los últimos años, Galerna Estudio ha llevado a cabo proyectos de diseño y desarrollo web para instituciones públicas del ayuntamiento de Gijón como el Acuario o el Jardín Botánico, pero también para destacadas empresas a nacional como Tecniberia, el Grupo Fresno, García Rama, o Gumatel y también para agencias internacionales de marketing como Inbound Cycle.

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